La fila de los mancos

El mundo del séptimo arte: noticias, anécdotas, biografías (actores, directores,...),..., y, cómo no, los últimos estrenos cinematográficos.


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martes, noviembre 24, 2009

El verdadero miedo que provoca 2012

De que a Roland Emmerich le gusta destruir el mundo en sus películas, no queda ya duda alguna. Y principalmente, monumentos y sitios emblemáticos del planeta. Quien conozca algo su filmografía sabe que '2012' no es la excepción.
Durante más de una década, algunas de las películas más taquilleras han sido las de este realizador, quien ha hecho resurgir el género de ‘cine catástrofe’. En 'Independence day', por ejemplo, los alienígenas acababan con la Casa Blanca; en 'Godzilla', la ciudad de Manhattan era totalmente arrasada; y en 'El día de mañana' uno de los edificios más famosos del paisaje de Los Ángeles, el Capitol Records, era demolido y Nueva York cubierta por una inundación y luego congelada.
Ahora, en '2012' parecía que Emmerich lo volvía a destruir todo, absolutamente todo, pero verdaderamente no ha sido así. En su nueva producción, que se basa en el calendario maya y la profecía de que el fin del mundo llegará en el año 2012, destruye sitios de Roma, Río de Janeiro y nuevamente Washington, pero hay un lugar que no se ha atrevido a tocar.
En una entrevista que el director concede a scifiwire.com, él mismo revela el sitio que no quiso demoler: la Kaaba, el cubo en el centro de la Meca. El centro de rezo más importante del Islam. “Debo admitir que quería hacerlo. Pero mi co-guionista, Harald Kloser, me dijo ‘No tendré una fatua sobre mi cabeza por una película’. Y tenía razón.” Y además añade: “Todos, en el mundo occidental, debemos pensarlo. Puedes destruir símbolos cristianos, pero si lo haces con un símbolo árabe, tendrías… una sentencia de muerte…”
Una fatua es una opinión religiosa con fuerza legal emitida por un erudito o escolar islámico. El término ganó importancia después de que el Ayatolá Ruhollah Musavi Jomeini de Irán proclamara una sentencia de muerte en forma de una fatua contra el autor británico Salman Rushdie por blasfemias en su libro 'Los versos satánicos' en 1989. Como resultado, el escritor tuvo que esconderse durante la década de los 90.
Sin embargo, Emmerich no ha dudado en destruir algunos símbolos cristianos en '2012'. La cúpula de la Basílica de San Pedro cae encima de un grupo de cristianos. El Cristo Redentor de Río de Janeiro se desintegra, y la Casa Blanca es destruida nada más y nada menos que por un portaaviones con el nombre de John F. Kennedy.
Y ahí queda la reflexión: qué pena que sea tan fácil meterse con unos y haya tanta cobardía o falta de libertad en el mundo para poder hacerlo con otros. Sin duda, esta reflexión es lo que verdaderamente provoca más miedo de esta película. Y esto no es una profecía, ni ciencia-ficción, es la cruda realidad. Una verdadera catástrofe.

jueves, noviembre 19, 2009

Luna Nueva y el porqué del éxito de Crepúsculo

Luna Nueva narra un momento oscuro en la vida de su protagonista. Bella Swan se enfrenta a una depresión tras la marcha de su novio Edward Cullen, que la deja para evitar poner en peligro su vida. La situación la acerca a su amigo Jacob Black, quien empieza un proceso de metamorfosis que lo transforma en hombre lobo.
La cinta sienta las bases del triángulo amoroso de la novela y explora el desamor desde tres puntos de vista distintos. Por primera vez un hombre participa en la saga -ideada por la mormona Meyer y adaptada al cine para su primera entrega, 'Crepúsculo', por Melissa Rosenberg-. Chris Weitz ('American Pie') ya tiene experiencia en esto de las franquicias -dirigió 'La brújula dorada'-. Tal vez por eso ha conseguido rebajar el aura de telefilme hortera de la primera película y crear uno lleno de efectos especiales y pensado por y para el regocijo de los fans.
El último boom de chupasangres ocurrió en 1987 con el estreno de 'The lost boys', de Joel Schumaher. Una cinta que inició la tendencia de "humanizar" a los vampiros. El fenómeno de la saga de Meyer ha coincidido con un revival del mundo vampiro con varias series de televisión. Como 'True Blood', producción de HBO basada en la saga de novelas 'The Southern Vampire Mysteries', de Charlaine Harris y 'Vampire Diaries', basada en la saga de libros del mismo nombre. Los ingredientes se repiten en todas: chicos sexy con colmillos e historias tan románticas como fantásticas.
La saga literaria creada por Stephenie Meyer sigue batiendo récords. Y su triángulo amoroso entre un vampiro redimido, una joven impopular y su mejor amigo hombre lobo sigue levantando pasiones entre los adolescentes de todo el mundo.
La secuela cinematográfica de Crepúsculo se ha convertido en la película que más entradas ha despachado en la historia de la venta anticipada. Según Fandango -el principal portal de venta de entradas en Estados Unidos-, Luna Nueva supera así el récord que ostentaba el Episodio III de Star Wars, La venganza de los Sith (2005). El tercer lugar es para Harry Potter y el misterio del príncipe, el cuarto para El caballero oscuro y el quinto para la primera entrega de la saga Crepúsculo.
Estas son las claves que han hecho que los jóvenes lectores se olviden de Harry Potter -el mago creado por J.K. Rowling- y practiquen una religión más oscura con una saga de vampiros:
Un cásting acertado. Los rostros del trío protagonista -Pattinson, Stewart y Lautner-, decoran las carpetas en los institutos y llenan portadas como en su momento lo hiceron Patrick Swayze o Tom Cruise. El truco está en que el cast masculino de la saga contenta a adolescentes con gustos muy distintos. Las que los prefieren pálidos, misteriosos y con maneras de caballero medieval suspiran por Edward (Pattinson). Las que gustan de los chicos musculosos, bronceados y extrovertidos se quedan con Jacob (Lautner). Y todas desearían tener a los dos peleándose por conquistarlas.
Triángulo amoroso. Una vez arreglados los prototipos de chico ideal, Meyer ahonda en la eficaz fórmula del triángulo amoroso. Algo que le pone emoción a una historia de amor ya complicada de por sí. Sirva de ejemplo que cada vez que Edward besa a Bella su instinto le invita a dejarla sin una sola gota de sangre. También está muy presente la historia de Romeo y Julieta y los amantes de dos mundos tan diferentes que no cuentan con el beneplácito de su entorno.
Banda sonora. Stephenie Meyer deja patentes sus gustos musicales citando a muchos de sus grupos preferidos en las novelas. Bandas emo seguidas también por muchos adolescentes: Muse, Paramore, The Black Ghosts, Linkin Park, MuteMath, Collective Soul, Blue Foundation, Iron & Wine y Carter Burwell.
Una estética oscura. La protagonista de la historia, Bella Swan, es una joven de diecisiete años que se muda a Forks, un pueblo lluvioso en que casi nunca sale el sol. Le encanta la ropa oscura, prefiere quedarse en casa leyendo a Shakespeare a salir de compras, odia el maquillaje y las películas románticas y para sus citas elige los filmes de zombis. Una filosofía anti barbie muy acorde con los nuevos tiempos.
Familia desestructurada. La de Bella responde a un modelo familiar cada vez más habitual y hace que los hijos de padres separados se identifiquen con ella. Después de que su madre se case en segundas nupcias con un jugador de béisbol que viaja constantemente, Bella decide vivir con su progenitor. El fracaso del matrimonio de sus padres hace que tenga cierta reticencia a creer en el amor y a la vez que sueñe con una relación romántica.
Al calor de Internet. Otra de las claves es el uso que hacen de internet los seguidores de la saga. Son los propios fans los que consiguen atraer a nuevos adictos con su actividad en los foros. La saga, como lo hizo Harry Potter en su momento, también ha desatado el movimiento fan fiction - los lectores escriben sus propias versiones de la historia-. Hay cientos de páginas -como Twilight Archives o Twilighted- dedicadas a reescribir la vida de Bella y Edward. Pasajes en los que abunda el contenido sexual que falta en la novela -los protagonistas defienden la virginidad hasta el matrimonio-.
Los secretos de rodaje. A la eficacia de la historia de Stephenie Meyer hay que sumarle la fuerza de la imagen. Los actores se han convertido en ídolos de adolescentes que tratan de humanizar a sus héroes literarios a través de ellos. Así, el morbo por la supuesta relación sentimental entre Pattinson y Stewart agranda el fenómeno. Y les hace creer que todo es posible.