La fila de los mancos

El mundo del séptimo arte: noticias, anécdotas, biografías (actores, directores,...),..., y, cómo no, los últimos estrenos cinematográficos.


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sábado, agosto 02, 2008

La Momia: La Tumba del Emperador Dragón

Siete años después del segundo episodio y tras casi una década desde que en el año 1999 se estrenara La Momia original -como respuesta adaptada a los nuevos tiempos del arqueólogo-héroe que bordase Harrison Ford con su inigualable Indiana Jones. Más efectos digitales, más bromas adaptadas a todos los públicos y un héroe, Rick OConnell, mucho más tontorrón-, Brendan Fraser vuelve a protagonizar esta saga, en la que esta vez deberá enfrentarse al resucitado emperador Han -interpretado por Jet Li- en un cuento épico que empieza en las tumbas de la antigua China y acaba en las heladas cimas del Himalaya, pasando por las iluminadas calles del Shangai de la posguerra.

Rob Cohen, director de 'A todo gas', 'Triple X' o 'Pánico en el túnel' es el realizador de la cinta, en lo que supone su primer trabajo para una saga que, con sus dos entregas anteriores, recaudó más de 800 millones de dólares en las taquillas de todo el mundo. Y como ya ocurriera en el más reciente y prescindible episodio de Indiana Jones, el aventurero protagonista está acompañado por toda su prole: su hijo Alex (Luke Ford) y su esposa (Maria Bello), le ayudan a detener a una momia que, tras más de 2.ooo años 'dormida' a causa de una maldición, regresa con la intención de someter al mundo.
En la primera película de la serie el entretenimiento estaba servido gracias a una aceptable base en el aspecto argumental y a una gran dirección que supo hacer buenos gags visuales. Sin embargo, en la segunda parte, El regreso de la momia, ya se le comenzaron a ver carencias a la historia: un desfasado uso de efectos especiales sobre una poco cuidada escritura terminaron por desgastar antes de tiempo a este nuevo héroe que prometía bastante más. Pero ya, en esta tercera entrega, se terminan de poner al descubierto las debilidades de esta aventura, unos defectos que no le son propios y acusa por lo general el cine de aventuras de hoy día: al desfase de efectos se le suma la acumulación desordenada de secuencias de acción y una serie de bromas metidas con calzador preparadas para conquistar, sin mucho esfuerzo y de manera un poco tonta, al gran grueso del público asistente a la sala de cine.
Al igual que en las anteriores entregas, la historia épica se envuelve de mucha acción y una avalancha de efectos especiales tremebunda. Aunque sin muchas novedades, el desparpajo de Brendan Fraser, la presencia de Maria Bello y la clave autoparódica de la película ayudan a que ésta logre su único objetivo: entretener. Que no está mal pero esta nueva entrega de La Momia exhibe más que nunca su mal mezclado cocktail de lo que en esta ocasión son problemas de familia y una acción desbordada e indigesta basada en el más es más. Brendan Fraser y Maria Bello –que sustituye a Rachel Weitz ya que lamentablemente no aceptó el papel (¿le asustaría el guión?)- interpretan a Rick y Evelyn O’Connell, unos retirados padres de familia que se reúnen con su hijo Alex, Luke Ford, en China y cruzan sus misiones en tierras orientales mientras intentan solucionar sus diferencias paternofiliales.
Lo que intenta ofrecer el largometraje no se aleja mucho de las pretensiones de sus dos antecesoras, pero ésta vez no lo logran ni por asomo. La casualidad rige el avance de la trama. Demasiada confrontación con la lógica resta interés a lo que se nos está contando. Además, las limitaciones son las que dan emoción al asunto y no los recursos estrambóticos de los que aquí tiran los personajes: Yetis, capacidades demasiado increíbles y una suerte que ya la quisieran infinitamente más pequeña muchos para sí. Un ejercicio, en definitiva, hecho para la exhibición de unos efectos especiales desmesurados y no para el desarrollo de una buena historia. Puro lenguaje de videojuego. Nada más. A la altura de El rey escorpión, probablemente. Nula química entre Brendan y Maria Bello (sus primeros minutos en pantalla son ridículos, intentando ocultar el hecho de que no saben ni cómo moverse ni cómo comportarse dentro de unos respectivos personajes que no evolucionan.) Intrascendente película, una lástima.