Audrey Hepburn
El escritor Donald Spoto, autor de las biografías de personajes del celuloide como Alfred Hitchcock, Marilyn Monroe o Laurence Oliver, entre otros, "humaniza" a la actriz Audrey Hepburn en un libro en el que cuenta la vida de la estrella, que "supo escapar del mundo de odios y envidias de Hollywood".
"Sentí la necesidad de humanizarla" explica Spoto, quien no ha querido mostrar a la "santa" ni "al icono de la moda" que muchos tienen de Audrey Kathleen Ruston, su verdadero nombre. "Fue una mujer mucho más profunda, que sufrió enormemente en su vida", señala Spoto, quien cuenta con objetividad la vida de la actriz, nacida en 1929, a la que la guerra y la desnutrición alejaron de su gran pasión: el ballet.
Spoto, quien cuenta en esta biografía cómo los padres de Audrey, Ella y Joseph -un matrimonio frustrado-, fueron afines al fascismo y a Hitler (más tarde la Audrey niña vería como unos familiares morían fusilados por los nazis), explica que la actriz lo tuvo difícil y tuvo que trabajar duro para llegar a conseguir el éxito y, una vez logrado, se negaba a creérselo.
"Audrey Hepburn supo escapar del mundo de odios y envidias de Hollywood", destaca Spoto, afirmando que "la Hepburn" "nunca tuvo enemigos". "Era una mujer cariñosa, amable, con los pies en la tierra", dice sobre la actriz, que saltó a la fama gracias al filme "Vacaciones en Roma", en el que compartió protagonismo con Gregory Peck, con quien desde entonces mantendría una gran amistad.
Pese a los rumores de un posible romance con Peck, Spoto lo pone en duda ya que por aquel entonces el actor estaba felizmente casado y Hepburn preparaba su boda con el "playboy" James Hanson, que nunca llegó a producirse. Sin embargo, sí mantuvo un idilio con William Holden durante un "tenso rodaje" de "Sabrina", por las rarezas del veterano Humphrey Bogart.
Sí se casaría con Mel Ferrer, con quien tuvo un hijo, Sean. La actriz tuvo repetidos abortos y estuvo ingresada en una clínica por depresión. Luego vendría su matrimonio con Andrea Dotti, con quien tuvo a su segundo hijo, Luca Andrea, y un tercer matrimonio con el actor Bob Wolders. "Cuando su padre las abandonó a ella y a su madre, Audrey perdió su seguridad y su equilibrio sentimental. Pensaba que sus parejas siempre la dejarían", señala.
Pese a que Hepburn, cuyo sello de originalidad se basaba en "su estilo personal y sus excelentes modales" -con su uno setenta de estatura y sus cincuenta centímetros de cintura rechazó parecerse a otras estrellas del momento, más curvilíneas, como Marilyn Monroe o Elisabeth Taylor-, disfrutó con el cine, Spoto recuerda que "buscaba algo más profundo".
"Y lo encontró". Después de trabajar en películas como "Sola en la oscuridad", "Charada", "Guerra y paz", "Sabrina" o "Historia de una monja" -ésta última es la preferida de Spoto- Hepburn dedicó sus últimos años de vida a ayudar a los demás, como embajadora de Unicef. "Todo en mi vida se reduce a una única cosa: no sólo recibir amor, sino la desesperada necesidad de darlo", dice en alguna ocasión la actriz, aficionada a los chocolates y a los cigarrillos.
Hepburn, que en sus últimos años participó en filmes como "Robin y Marian" y "Always", de Spielberg, viajó a Sudán, Honduras, Guatemala, Vietnam o Somalia. La actriz ya sabía que padecía una enfermedad terminal, un cáncer de colon que acabó con su vida en 1993.
"No soy un experto en el cine actual, pero creo que ya no hay actrices como Audrey Hepburn", afirma Spoto, convencido de que la huella imborrable que ha dejado la actriz durante tantos años se debe a que fue "una persona con muchas cualidades". "Estamos cansados de los vaqueros rotos y de actrices vulgares que se emborrachan en público", concluye Spoto, quien ya tiene en mente escribir la biografía de Grace Kelly.
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