Diario de una niñera
Interpretada por la talentosa Scarlett Johansson, esta historia de una joven universitaria que no encuentra su sitio, nos deja fríos. Acosada por una madre protectora, aconsejada por una amiga marchosa y vital, ganándose poco a poco el favor de un niño insoportable al comienzo mientras se va enamorando de un chico casi perfecto, la película no tiene puntos de inflexión interesantes debido a unos diálogos muy poco inteligentes y unos personajes ciertamente estereotipados. Entre todos ellos destaca, y por méritos de la actriz que lo interpreta, Laura Linney, esa ultraelitista directora de una galería de arte.
Gran tropezón, pues, de los directores de la muy estimable 'American Splendor', aquella curiosísima película sobre el dibujante de cómic Harvey Pekar. En 'Diario de una niñera' su talento desaparece difuminado en una tópica historia de salto a la madurez con tonta historia de amor incluida. Una adaptación de un best-seller en el que dos chicas se resarcían de sus experiencias laborales como niñeras para las mujeres neoyorquinas adineradas.
El punto de vista del que se parte es el de la niñera interpretada por Scarlett, pero no se respeta a lo largo de la cinta, donde se saltará a otros, dando por zanjada la cuestión de que a pesar de su apariencia de película independiente sobresale en ella un espíritu puramente comercial y digerible para todo tipo de públicos. Como el centro de este universo no resulta lo suficientemente complejo y la mirada de la protagonista a las personas que va conociendo, como si se tratase de parte de un estudio de su especialidad, la antropología, no nos seduce, 'Diario de una niñera' termina provocando pura indiferencia hacia los avatares de esta joven Mary Poppins que quiere echar a volar.
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