Katharine Hepburn
El centenario, hoy sábado, del nacimiento de Katharine Hepburn devuelve a la memoria a esta actriz cuya obra, clase y estilo se niegan a morir.
La mejor muestra de su valía como estrella de Hollywood son los premios Oscar, a los que Hepburn aspiró en 12 ocasiones y que ganó cuatro veces, sin contar la estatuilla que recibió de forma indirecta después de su muerte, en junio de 2003, a los 96 años.
Ese último galardón tiene grabado el nombre de la australiana Cate Blanchett, que lo ganó por devolverle la vida a Katharine en el filme de Martin Scorsese 'El aviador' (2004).
Ahora toca el turno de recordarla en el primer centenario de su nacimiento, el 12 de mayo de 1907, y las muestras de cariño son de lo más diversas.
La ciudad que la vio crecer y donde volvió para morir, Old Saybrook, en Connecticut, ha optado por la construcción de un Centro Cultural y Artístico y un teatro que llevan su nombre. El proyecto, que estará construido para el año 2008, está valorado en 4,7 millones de dólares (unos 3,4 millones de euros), un presupuesto al que la propia actriz colaborará desde su tumba con la subasta de un centenar de objetos.
Además de estrella, Katharine Hepburn siempre fue su mejor publicista y se cuidó de reagrupar sus propias pertenencias, consciente del valor que tendrían para otras generaciones. Esto le valió en varias ocasiones el calificativo de "arrogante" pero, como reconoció el comentarista de cine Robert Osborne, se lo podía permitir. De ahí la cifra superior al millón de dólares que la casa de subastas Sotheby's obtuvo de la venta de un gran número de propiedades de Hepburn en la puja que tuvo lugar en 2004.
Es evidente que la vida de la actriz sigue fascinando, a juzgar por los libros publicados sobre su persona como 'Kate. El lado oscuro de Katharine Hepburn', que ahora sale a la venta y destaca la decisión y la fuerza de esta mujer.
En esa línea, junto con la firmeza de carácter de Katharine, la intérprete también es recordada por su dulzura, al menos en lo que a sus 'brownies' se refiere. En la lista de los principios por los que regía su vida, Hepburn siempre subrayó como fundamentales "no rendirse nunca", "ser una misma" y "no poner mucha harina en los 'brownies'", esas galletas hechas de chocolate que tanto le gustaban.
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