La fila de los mancos

El mundo del séptimo arte: noticias, anécdotas, biografías (actores, directores,...),..., y, cómo no, los últimos estrenos cinematográficos.


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domingo, abril 15, 2007

Seduciendo a un extraño

Sabiendo de la mediocridad de su producto y para así evitar que lleguen ecos negativos desde el nuevo al viejo continente, Hollywood ha estrenado simultáneamente en Europa y Estados Unidos esta película de James Foley llena de lugares comunes y personajes de cartón piedra; una cinta hecha con unos ingredientes que muchos productores creen infalibles y que a los espectadores nos empiezan a hastiar sobremanera: una chica guapa que juega a ser suspicaz, un hombre poderoso con un lado oscuro, un tipo rarito experto en tecnologías varias y un misterio que depara una sorpresa final; aderezados, eso sí, con unas cuantas conversaciones por móvil o Internet -por aquello de darle dinamismo al asunto- y algún que otro café Starbucks.

Poco más se puede decir de Seduciendo a un extraño, que falla estrepitosamente desde el momento en que describe a sus personajes con tan poco tiento. Halle Berry, en un principio una agresiva periodista, termina convirtiéndose en un simple maniquí de vestimentas y máscaras variadas cuyos jugueteos con el que se supone es el asesino de una amiga son de lo más desconcertantes y no quedan explicados por más vueltas que quiera dar el guión. La que un día nos sorprendiese por la honestidad interpretativa desplegada en Monster's Ball, está consiguiendo a base de elegir mal sus papeles volver a situarse irremisiblemente en la imagen de mujer florero de la que pretendía escapar.
El que no cambia es Bruce Willis, haciendo gala de sus dos o tres gestos típicos en un personaje mal construido, y Giovani Ribisi, enfrentándose a su enésimo tipo inadaptado. Aunque tampoco es que puedan hacer mucho pues el guión no se molesta en explicar las motivaciones de cada uno, obcecándose, sin embargo, en repetirnos cosas, en detenerse en detalles que no ayudan a la fluidez de la historia y solo sirven para despistar al espectador, ya aburrido hacia la media hora de metraje por más que Foley quiera imprimir suspense con burdos golpes de efecto.
No lo penséis demasiado. Invertid vuestro tiempo y dinero en cosas más inteligentes y con más capacidad de sugerencia.