La fila de los mancos

El mundo del séptimo arte: noticias, anécdotas, biografías (actores, directores,...),..., y, cómo no, los últimos estrenos cinematográficos.


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jueves, marzo 15, 2007

300

No tiene estrellas en su reparto. Ni la ha realizado un director famoso. Pero la obra en la que está basada (un cómic de Frank Miller) y la exuberancia visual de su puesta en escena han sido suficiente gancho para atraer a miles de estadounidenses al cine.
300, que revive la gesta del puñado de espartanos que cerró el paso a Grecia al poderoso ejército persa en el año 480 antes de Cristo, ha recaudado 70 millones de dólares (unos 53 millones de euros) en su primer fin de semana de exhibición. El número de espectadores que vieron 300 superó a la suma del resto de las 10 películas más vistas.
El filme del semidesconocido Zack Snyder ha sido el tercero más taquillero de la historia entre los clasificados R (para mayores de 16), sólo superado por Matrix reloaded y La pasión de Cristo.
300 saca el máximo partido de las últimos avances digitales aplicados al cine, y convierte la batalla de las Termópilas en un poderoso espectáculo digno del cómic en que se inspira. La película posee la imaginación y el tenebrismo de la obra de Miller, a los que añade una fuerte carga muscular y sexual. No en vano algún crítico norteamericano ha definido 300 como "una película en la que salen más torsos de hombres desnudos que en una porno gay".
El éxito en EE.UU. contrasta con el rechazo que ha obtenido 300 en la antigua Persia, hoy conocida como Irán. "Las autoridades estadounidenses de cultura han pensado que podrían obtener una satisfacción mental al apropiarse de nuestro pasado histórico e insultar nuestra civilización", ha dicho un consejero del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad. Aunque la película no se exhibe (ni se exhibirá) en el país, donde el régimen de los ayatolás impone una férrea censura a los productos culturales occidentales, los internautas iraníes han iniciado una acción de protesta. Están indignados ante la representación del rey Jerjes como un "homosexual" y del ejército persa como una banda de "monstruos deshumanizados". Un ataque que la prensa autóctona ha llegado a tachar de "declaración de guerra".
Javad Shamaqdari, consejero cultural del presidente iraní afirma sin ruborizarse que el filme supone una "guerra psicológica" contra Teherán y su pueblo. Un 'ataque' que, según el consejero, la cultura iraní ha logrado resistir. "A partir de la Revolución Islámica en Irán, Hollywood y las autoridades culturales norteamericanas iniciaron estudios para ingeniárselas para atacar la cultura iraní", acusa el consejero. "Ciertamente, esta película es fruto de tales estudios".
La polémica no ha tardado en extenderse a los medios. El rotativo diario Ayandeh-No ha llegado a encabezar uno de sus artículos con el vergonzoso titular "Hollywood declara la guerra a los iraníes". El artículo que acompañaba al titular no era menos explícito: "(La película) busca contarle a la gente que Irán, que está en (lo que George Bush denominó) el Eje del mal, ha sido durante mucho tiempo fuente de males y que los ancestros de los modernos iraníes son como los salvajes: feos, tontos y asesinos que se ven en '300'". Tres miembros del Parlamento Iraní se han dirigido por escrito al ministro de exteriores de su país para protestar contra la producción y proyección de lo que han denominado "un filme de Hollywood anti-iraní".
No es la primera vez que Irán protesta absurdamente por el tratamiento que su país y sus ciudadanos reciben habitualmente en el cine occidental. Hace 3 años fue el filme sobre Alejandro Magno realizado por Oliver Stone el que levantó la indignación de numerosas autoridades del país al mostrar al general macedonio conquistando sin demasiada dificultad el Imperio Persa.
En cualquier caso y de momento las protestas no han afectado a 300, que se ha convertido en un rotundo éxito de taquilla por derecho propio.