La fila de los mancos

El mundo del séptimo arte: noticias, anécdotas, biografías (actores, directores,...),..., y, cómo no, los últimos estrenos cinematográficos.


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domingo, octubre 14, 2007

Un funeral de muerte

Llevadas a la pantalla grande, las situaciones más comunes pueden hacernos morir de miedo, pero bien manejadas, también consiguen que nos hagan morir de risa. Es lo que sucede, y nunca mejor dicho, en esta trepidante y alocada comedia sobre una serie de familiares y allegados intentando celebrar un funeral. Una divertidísima comedia con marca de fábrica inglesa: esa inevitable inclusión de una serie de momentos escatológicos y de muchos personajes haciendo el ridículo muy a su pesar. Pero todo ello comedido y más o menos desligado de esa tendencia al descontrol de la comedia hollywoodiense. Esta dinámica hace que cada vez la situación se complique más y más sean las carcajadas del público.

Aunque le faltan cosas, esta historia de malentendidos e intrigas familiares que dosifica perfectamente cada gag, sabe cerrar de manera brillante todo el entramado en que mete a sus personajes. Además, desde el principio cada uno de ellos se presenta con sus pequeños apuntes exactos, algo a lo que ayuda un cásting que ha sabido elegir a los actores más apropiados para cada papel, aunque ciertamente se eche de menos más carisma en alguno de ellos. Ni Matthew McFayden, conocido por su Darcy en Orgullo y prejuicio, lo consigue con su inseguro hijo del difunto; ni Alan Tudyk, que resuelve su papel sin estar nunca pasado de rosca a pesar de pasarse toda la película bajo los efectos de sustancias psicotrópicas; ni, a pesar de su calidad, Peter Dinklage, el actor bajito de Vías cruzadas, que, aún así, pone un curioso toque de pimienta gracias a la relación que se descubre que tenía con el fallecido. Y es que el director Frank Oz, que no siempre acierta con sus proyectos, pero cuando lo hace da la campanada -ahí está In&Out para testificarlo-, ha sabido dirigirles con inteligencia. Aunque no por ello ha podido evitar cierto tono convencional al llevar a la pantalla el magnífico guión de Dean Craig, que ha compuesto una serie de escenas hilarantes encadenadas con un vibrante sentido del ritmo. De tal forma, al acabar la película el espectador queda satisfecho, pero con ganas de algo más.